Barrio

Febrero 2016

Barrio

Aristeo Téllez

Palacios obscuros, perdidos, olvidados convertidos en viviendas humildes, de patios estrechos, de azoteas con tendederos llenos de ropa mojada, que al moverse con el viento serpentean como velas de barcos que navegan a la deriva, donde el aire rebota contra el rostro, se observa el vuelo de las aves que surcan el cielo, atardeceres con puestas de sol, tanques de gas y tuberías que se extienden como laberintos sin fin.

Vecindad con patios de tintes sombríos, de interior largo y sinuoso, de escaleras negras que se convierten en caminos hacia la libertad, chamacos que juegan al club formado por cartones y pedazos de madera, gente franca que se expresa sin tapujos, sin prejuicios, gente que se violenta ante alguna injusticia, gente de orgullo desmesurado, gente de desplantes sarcásticos que permean como una coraza que los protege.

Barrio de vientre y mortaja escondidos de madrugada, tristeza que llega al alma cuando la muerte se hace presente, un vecino, un amigo, un familiar, hijos de las malas palabras, de lenguaje obsceno, de albur y doble sentido.

Vecindad que da la cara, que arropa la reticencia y el doble juego de la moral, que descubre la pendencia y el valor del barrio, que embriaga, grita, y sucumbe, que vive al día, vive en cada lecho, enarbola la amistad, el odio, el amor.

Tú y yo miembros de este barrio, que envuelve historias complejas y humanas, eres quien eres porque te supiste defender, nunca te dejaste, nunca te rajaste, le pusiste huevos, saliste adelante por tu tesón y gallardía, cadena de favores que nos aprisiona a todos, la virtud de vivir en comunidad y solidarizarse con los demás, eslabones unidos por abuelos, padres, e hijos que nos seguirán, herederos de nuestro pensamiento de nuestra palabra, de nuestro ser, de nuestras convicciones, de nuestra esencia.

Palabras detrás de cada rostro, de cada signo, de cada leperada, con el barrio te llevas a toda madre, con tu cuate, tu carnal, tu manito, tu ñero, tu valedor, tu compa, con tu vieja, tu peor es nada. Que insípido hubiera sido no vivir en ti, todo ser que se jacte de haber vivido la aventura humana vivió en ti.

Vecindad que envuelves misterios y cosmogonías, pirámide de contradicciones, teocali del horror, nostalgias que te regresan a tus orígenes, orígenes a los que no te gustaría volver, de cuartos estrechos hechos sala y recamara a la vez, de tapancos suspendidos en el aire, tiempos pasados mejores, lucha por el sustento, miedo a la pubertad, al desamparo.

Barrio misterio que te envuelve como un espejismo cargado de incoherencias, sospecha, frustración, resentimiento, odio, envidia, rencor, desprecio, inseguridad, abuso, insulto, intimidación, falso orgullo, machismo, corrupción, adjetivos que nos separan, nos petrifican, que no son respuesta, si no fatalidad.

Vecindad que das amor, das amistad, das ternura, que no divides, que no separas, que no destruyes, donde el águila y la serpiente quedaron fundidos en piedra y se trasfiguraron en tu esencia como Palacios obscuros, perdidos, olvidados, convertidos en viviendas humildes, que como antigua alegoría Náhuatl sentencia, vivirás en nuestros corazones hasta el final de los tiempos.